La empresa contempla la incorporación de seis buques offshore en lugar de construir una planta de licuefacción en tierra firme.
YPF ha decidido cambiar su estrategia para exportar gas natural licuado (GNL) y ahora se enfocará en utilizar buques offshore en lugar de construir una planta de licuefacción en tierra firme. La empresa contempla la incorporación de seis buques de licuefacción que funcionarán como plantas móviles en la costa, lo que permitirá una mayor flexibilidad y agilidad en el plan de expansión internacional.
Ventajas de la nueva estrategia
- Menor inversión inicial: la modalidad de buques requiere una inversión inicial menor en comparación con la construcción de una planta terrestre, que demandaba más de 30.000 millones de dólares.
- Mayor flexibilidad: los buques permiten reubicaciones estratégicas si cambian las condiciones del mercado global, lo que ofrece mayor adaptabilidad.
- Certeza en los plazos de entrega: la construcción de unidades flotantes suele realizarse bajo contratos llave en mano, lo que ofrece mayor certeza sobre los plazos de entrega y evita los riesgos de demoras habituales en proyectos de infraestructura terrestre.
La meta de YPF sigue siendo alcanzar la exportación de 30 millones de toneladas por año de GNL en 2030, lo que supondría duplicar la actual producción de gas del país y generar ingresos adicionales estimados en 15.000 millones de dólares anuales. Para lograrlo, se necesitará también una ampliación significativa de la infraestructura de transporte de gas desde Vaca Muerta hasta la costa atlántica.
Avances y planes futuros
- Proyecto de Southern Energy: la empresa formada por Pan American Energy, YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar LNG lidera la construcción del primer buque de licuefacción, que tendrá una capacidad de producción de 2,45 millones de toneladas por año de GNL y entraría en operación comercial a comienzos de 2027.
- Acuerdos para construir más buques: YPF también gestiona acuerdos para construir cuatro buques más en astilleros chinos, en sociedad con la italiana Eni y la angloholandesa Shell, lo que consolidaría un esquema de seis unidades para fines de esta década.