Un problema técnico en una instalación gasista en el mar del Norte ha provocado un frenazo en seco en el flujo de gas entre el país nórdico y la Unión Europea (UE). El fallo, una grieta en una tubería que ha obligado a detener el tránsito de este combustible entre la instalación extractiva de Sleipner Riser y la planta de procesamiento de Nyhamna, ha disparado el índice holandés TTF -el que sirve de referencia en el Viejo Continente- hasta su nivel más alto en lo que va de año”.
El incidente ha tenido un impacto inmediato en los mercados energéticos, disparando el índice holandés TTF -referente del precio del gas en Europa- hasta su nivel más alto del año. Tras la invasión rusa de Ucrania, Noruega se ha convertido en el principal proveedor de gas para los Veintisiete, cubriendo más del 30% del consumo total de la UE el año pasado.
Aunque la grieta, de dos pulgadas, aún no tiene una fecha prevista de reparación, Gassco ha asegurado que la situación no es grave. No obstante, Alfred Hansen, jefe de operaciones de la compañía, ha reconocido que hay “importantes consecuencias desde el punto de vista de la oferta”. La anglo-neerlandesa Shell, operadora de la planta afectada, está trabajando en una estimación precisa del tiempo necesario para la reparación. La infraestructura de Sleipner Riser es crucial, ya que es un punto de confluencia de dos ductos vitales para el suministro de gas a Europa y Reino Unido.