Los ajustes previstos para el último cuatrimestre se postergarían por temor al impacto electoral e inflacionario.
Después de haber congelado las tarifas de transporte, el Gobierno evalúa una postergación de los aumentos previstos para el último cuatrimestre del año en los servicios de luz y gas. La suspensión de esos ajustes apunta, por un lado, a atenuar el impacto inflacionario, después de la acelerada suba de precios que provocó la devaluación posterior a las PASO. Por otro lado, se inscribe en la estrategia electoral del Gobierno, que teme que un nuevo aumento en vísperas de la elección pueda implicar un costo para las chances del oficialismo.
La postergación de los aumentos, sin embargo, conspira contra el cumplimiento de metas fiscales y de ordenamiento del gasto acordadas con el Fondo Monetario.
El Gobierno volverá a transitar por un conocido camino al que los oficialismos recurren cuando se acercan los tramos decisivos de los procesos electorales. Asoma por el horizonte el segundo capítulo del “plan platita con billetera ajena”, que puso en marcha la última semana después de los anuncios por redes sociales. Con el transporte ya congelado, el Gobierno ya habría tomado la decisión de hacer lo mismo con la electricidad y el gas.
Cada día que pasa toma más forma la decisión oficial de poner en pausa todos los aumentos de servicios públicos posibles. Si finalmente se opta por esta solución, las subas de luz y gas que estaban previstas para este último cuatrimestre quedarían postergadas. La motivación para ir por esta solución es de manual. Por un lado, evitar que los nuevos valores impacten en los ya acelerados índices de inflación; por el otro, en la necesidad de no golpear los bolsillos de gran parte de los argentinos, roídos después de meses de subas de precios generalizados.
Esta decisión estampa un enorme signo de interrogación sobre las cuentas públicas. Mientras en algunas oficinas del Palacio de Hacienda los expedientes sobre los aumentos parecieran postergados, en otras vecinas, sacan cuentas y miran de reojo los compromisos fiscales asumidos hace poco con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sucede que la meta de 1,9% de déficit con la que se comprometió el Ministro de Economía, Sergio Massa, luce cada vez más lejana.
Fuente: La Nación