Enarsa relicitará el único tramo de la obra que quedó desierto.
El área energética de la administración de Javier Milei, a cargo de Eduardo Rodríguez Chirillo, puso el GPS en modo “recalculando” y buscar contrarreloj reactivar la obra de reversión del Gasoducto Norte que la gestión de Alberto Fernández y Sergio Massa dejó a mitad de camino y con los tiempos licitatorios vencidos.
Aunque se sabe que no estará concluida para el inicio del invierno, como inicialmente se había previsto; la reconfiguración del Gasoducto Norte reúne para las autoridades de Energía dos requisitos que la alejan del Plan Motosierra que paralizó la obra pública: tiene asegurado financiamiento internacional por el 75% del monto total y es un proyecto prioritario para garantizar el abastecimiento gasífero.
La reversión del Gasoducto Norte tiene como objetivo reemplazar el gas que dejará de enviar Bolivia a las provincias del Noroeste (NOA) con una mayor producción local proveniente de Vaca Muerta. De los u$s710 millones que demandarán los trabajos, el Gobierno ya cuenta con u$s540 millones de una línea de crédito del Banco de Desarrollo de América Latina-CAF, quedando por cubrir con recursos presupuestarios sólo u$s170 millones.
Licitada en medio de la campaña electoral, la obra tenía que haber sido adjudicada antes del cambio de mando en la Casa Rosada, para que estuviera terminada antes del período invernal. El objetivo era alcanzar un «ahorro anual» por sustitución de importaciones de u$s1.960 millones, según las estimaciones de los equipos técnicos massistas. Como no estará habilitada cuando lleguen las bajas temperaturas, las autoridades de Energía ya comenzaron a evaluar alternativas para cubrir las menores entregas de Bolivia: importación de Gas Natural Licuado (GNL) desde Chile y sustitución de parte del gas que demandan las centrales térmicas con combustibles líquidos más caros.
Fuente: Letra P