La crisis de combustibles en Bolivia es una situación estructural que requiere soluciones a largo plazo, más allá de las medidas paliativas.
La crisis energética en Bolivia se profundiza debido a la escasez de combustible, que se ha vuelto cada vez más frecuente y prolongada en el último año. El gobierno de Luis Arce admitió que no puede importar suficiente diésel y gasolina para satisfacer la demanda local debido a la falta de dólares. El ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, atribuyó esta situación al «bloqueo» de créditos externos en la Asamblea Legislativa Plurinacional, lo que impide al Estado tener la liquidez suficiente en dólares para la importación.
La crisis de combustibles es estructural en Bolivia, principalmente debido a la baja producción local y la política de subvención por parte del Estado. El país importa el 86% del diésel y el 56% de la gasolina que necesita, y lo vende a un precio más barato, lo que ha provocado el debilitamiento de su economía. Esto ha llevado a una situación en la que el litro de diésel y gasolina se vende a un promedio de 0,53 dólares, menos de la mitad del precio internacional de referencia.
La situación se ha vuelto crítica en las últimas dos semanas, con filas de vehículos y camiones que parecen interminables en los alrededores de las estaciones de servicio. La población teme que los productos básicos escaseen por falta de transporte, y la preocupación se ha incrementado después del anuncio del gobierno. Además, la falta de dólares, las restrtuación difícil.
El ministro Gallardo anunció que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha logrado un mecanismo para importar combustible a precio internacional, que será puesto a disposición de los sectores productivos y mineros. Sin embargo, esta medida puede no ser suficiente para resolver la crisis energética estructural que enfrenta Bolivia.
Fuente: infobae