En el desierto occidental de Egipto, un sorprendente descubrimiento ha despertado interés en todo el mundo. Oculta bajo capas de arena y con más de 500 millones de años de antigüedad, esta reserva energética promete convertirse en un pilar importante para la economía del país.
Este hallazgo no sólo tiene implicaciones científicas, sino que también podría cambiar el rumbo del sector energético egipcio en un momento clave. El descubrimiento llega en un contexto global marcado por desafíos energéticos y una creciente demanda de recursos. Para Egipto, este pozo representa una oportunidad única para reducir su dependencia de las importaciones y fortalecer su economía a través de una mayor autosuficiencia energética. Sigue leyendo para conocer todos los detalles de este hallazgo. Egipto no sólo es conocido por su historia y cultura milenaria, sino también por sus recursos naturales. Durante gran parte del siglo XX, el petróleo fue uno de los motores económicos del país. En su mejor momento, Egipto producía cerca de un millón de barriles al día, un nivel que impulsó su desarrollo económico y atrajo inversiones extranjeras. Sin embargo, con el paso del tiempo, los yacimientos comenzaron a agotarse y la producción cayó drásticamente. Hoy, el país produce alrededor de 540.000 barriles diarios, una cifra que apenas cubre la demanda interna. Por eso, este nuevo descubrimiento en el desierto occidental llega como una esperanza para revitalizar la industria petrolera del país. El pozo fue encontrado en la región de West Veops-1, en el área de desarrollo conocida como Kalabsha. Se trata de una reserva en una capa geológica del período paleozoico, formada hace aproximadamente 541 millones de años. La profundidad de perforación fue de 82 metros, y el pozo tiene un espesor de 140 metros, lo que lo convierte en un yacimiento prometedor. Según los datos, este nuevo depósito tiene la capacidad de producir 7165 barriles de petróleo diarios de alta calidad, además de 23 millones de metros cúbicos de gas asociado.
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