El cambio de signo político en la Casa Rosada puso en suspenso la continuidad de grandes obras de infraestructura necesarias para seguir desarrollando el gas de Vaca Muerta. En la concepción libertaria de la economía, el Estado se correrá de las inversiones para que sea el sector privado quien se encargue de llevar adelante la ampliación de los sistemas de transporte de hidrocarburos.
El fuerte ajuste anunciado por el ministro de Economía, Luis Caputo, que incluye la paralización de la obra pública que no esté en marcha, encendió las alarmas en el sector energético por la suerte de un proyecto urgente como es la reversión del Gasoducto del Norte.
Se trata de una obra necesaria para llegar con gas de Vaca Muerta a siete provincias del país, que corren riesgo de mudarse sin suministro a partir del invierno próximo cuando venza el contrato de importación con Bolivia.
La licitación fue lanzada por la anterior gestión de la compañía estatal Enarsa, y cuenta con financiamiento del Banco de Desarrollo para América Latina (CAF) por 540 millones de dólares y de Cammesa.
Ya fueron admitidas técnicamente las propuestas de las UTE Techint – Sacde y de la empresa BTU, pero la administración de Agustín Gerez no quiso firmar la adjudicación ante el cambio de gobierno y los números de las ofertas, que superaron ampliamente el presupuesto oficial.
Fuente: Editorial RN