Se trata de la primera etapa de un proyecto de investigación que se encuadra en un convenio firmado entre la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Comahue (UNCO) y el Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI).
La Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Comahue (UNCO), junto al Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI), comenzaron analizar con inteligencia artificial el posible impacto de la producción hidrocarburífera de la Cuenca de Vaca Muerta en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, para poder aportar al control o morigeración de la actividad.
Se trata de la primera etapa de un proyecto de investigación que se encuadra en un convenio firmado entre ambas instituciones en diciembre pasado, informó el investigador Agustín González.
Lejos de oponerse al desarrollo del recurso hidrocarburífero de la región, el trabajo busca lograr una información validada científicamente, para apuntalar la eventual disposición de una normativa que por un lado proteja las tierras agrícolas, que ayude al ordenamiento del territorio y que saque la situación de riesgo de los pobladores.
“Mediante imágenes satelitales de alta resolución en 3D mostradas con lentes de realidad virtual, se puede recorrer la zona productiva volando y observar la cantidad de pozos, los basureros de residuos de hidrocarburos y las chacras del valle y de la meseta en toda la zona de Vaca Muerta”, detalló el especialista.
Según sostuvo el especialista a la agencia Télam, con ese mecanismo se están adaptando “índices referenciados” en otros países como, por ejemplo, en la zona de Pensilvania de Estados Unidos, que tiene un área de explotación hidrocarburífera y de agricultura parecida a la de los valles de la Patagonia Norte, pero con un poco más de desarrollo.
Según explicó González, allí ya tienen bastante investigación con referencias a las implicancias ambientales de la producción no convencional de hidrocarburos en función de varios parámetros, entre ellos la cercanía a los cursos de agua, la zona productora de alimentos, y los centros poblados.
Fuente: Ámbito